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Las peripecias de la convivencia

Yo siempre me he preguntado cómo pueden hacer dos personas para vivir juntas. Sobre todo cuando entre estas no hay un vínculo sanguíneo. A duras penas uno logra convivir con sus padres en sus primeras muestras de adultez, entonces ¿Cómo vivo con alguien que no es absolutamente, como diríamos en criollo "nada mio"?

Estas cosas vienen a mi cabeza de primera mano porque tengo casi dos meses quedándome en casa de mi pareja actual debido a circunstancias de trabajo (Mi bella Venezuela y sus servicios bastante deficientes), y en este poco tiempo he aprendido que es una receta que requiere una pizca de respeto por el espacio ajeno, colaboración y montones, montones, MONTONES de paciencia.

Y no es porque me den problemas, al contrario, siento que soy alguien con la capacidad de adaptarse rápidamente (ya he vivido "sola" y "arrimada" varias veces) y afortunadamente las personas con las que convivo son muy amables y despreocupadas, pero, sinceramente la idea de vivir con su pareja a muchas personas les causa un pánico enorme... y no los culpo. No es lo mismo verse una o dos veces por semana que verse la cara todos los días, a toda hora... sobre todo cuando ambos trabajan desde casa.

La primera lección que uno tiene que aprender es respeto de los espacios. A veces uno puede vivir con alguien y se llega un punto en que se pierde la propia intimidad, y no hablo de cosas como ir al baño. Hablo de estar consigo mismo, de tomarse un café y pensar... de estar solo ¿Pero entonces como vives con alguien y sigues queriendo estar solo? Muy poca gente tiene en claro esto, pero es necesario estar solo a veces. Sobre todo porque la compañía excesiva sin propósito tiende a resultar abrumadora.

Mi novio y yo tenemos maneras de pensar similares y respetamos mucho la intimidad del otro. No tenemos que estar pegados 24/7 para estar contentos o sentirnos queridos. A veces el quiere estar en la PC y yo ver TV y nos separamos para cada uno disfrutar su soledad. Eso no quiere decir que yo no quiera estar con él o viceversa, sino que cada uno quiere hacer algo y no el otro no tiene que hacerlo si no quiere.

El primer temor que uno enfrenta es el aburrimiento del otro.  Y ahí es cuando uno se percata si la relación va en serio o no. Porque no es lo mismo compartir uno o dos días, que muchos, sobre todo si son sucesivos. A veces se extraña el poder dormir en la cama como uno quiera sin tropezar al otro, o molestan las manías, e incluso no coincidir con qué programa quieren ver en la TV resulta una prueba a la paciencia.

Creo que el primer indicio es cuando se puede estar cómodo incluso en el silencio. Si pueden estar en silencio y no sienten ansiedad por llenarlo con cualquier cosa, entonces vamos por buen camino. También se tienen que tener cosas que conversar... no todo puede ser sexo y trabajo, los momentos en pareja, especialmente durante la convivencia, tienen que incluir conversaciones... y si ambos tienen muchos temas de qué hablar, pues mejores conversaciones tendrán.

En fin, yo no soy terapeuta, este artículo es de las cosas que me ha tocado aprender en apenas dos meses de convivencia. Sé que todavía nos falta mucho que recorrer y más en una circunstancia como esta. Pero me resulta interesante cómo a todos nos llega el momento de tener que tragarnos nuestras palabras.

La idea de vivir en pareja era algo que siempre me causaba mucha aprensión. Desde hacía un tiempo apreciaba demasiado estar sola, de hecho, creo que los años que viví sola fueron unos de los mejores de mi vida. 

Sin embargo con este tipo de cosas ciertamente se aprende, y se adquieren nuevas perspectivas. Especialmente se derrumban muchas ideas que uno tiene preconcebidas, como que verse todos los días aburre y la convivencia es un veneno para cualquier relación. Es una prueba, sí, pero no es un veneno. Claro, háganme la pregunta de nuevo en un par de años, si logro sobrevivir.

Sigo teniendo momentos de ansiedad, no lo niego. Soy un poco maniática con ciertas cosas y me preocupa un poco que las personas con las que convivo me hallen molesta o que mi pareja se aburra de verme todos los días. Ya saben, esos traumas que vienen de crecer con la frase "El muerto y el arrimado a los tres días huelen mal". Pero supongo que llenándome de suposiciones no llegaré a nada. 

Estos apenas son los preliminares de una primeriza en esto de "vivir con el novio" seguiremos informando... 

Carlix.






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