Lo que sucedió en Orlando la mañana del domingo pasado parece un horroroso recordatorio de lo terrible que puede ser alguien cuando la frustración se junta con la intolerancia. Pero más allá de eso es una oportunidad para algunos venezolanos de lucirse en las redes sociales con una ausencia de empatía tan indignante como vomitiva.
Observaciones (no tan imparciales) y a veces una que otra cosa para aligerar cargas y tensiones. No vivo en un mundo alterno, pero si me he encargado de crear algo parecido.