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Mostrando entradas de mayo, 2016

Queridos Haters;

Siempre que uno trata de emprender un nuevo proyecto o incluso, a veces cuando comete la desfachatez (nótese el sarcasmo aquí) de no sentir ningún tipo de remordimiento por ser quien se es; e incluso enseñarle a los demás que pueden ser más felices siendo quienes son, uno se hace de fanáticos, pero en el sentido opuesto de la acera. Sí, a esa gente se le conoce actualmente con el bonito nombre de haters, pero simplemente yo creo que son fans del otro lado de la acera.

La friendzone no existe

Sonará un poco agrio y hasta odioso hacer esta declaración de una forma tan directa y descarada, pero yo considero que es algo que debe ser aclarado de inmediato para poder ubicar a unos cuantos en dónde están parados y así servirnos de un mundo mejor. Niñas, niños... La friendzone (o Zona del Amigo) NO EXISTE.

Cuando ser positivo se convierte en una obligación

Sinceramente no quiero hablar de política aquí... creo que es uno de los pocos lugares en mi entorno que no quiero que se contaminen con ese tema. Sin embargo, estas semanas han sido de las más duras que me ha tocado vivir, no solo por el contexto nacional en general, sino porque he tenido que forzarme a ser positiva, cosa que, dada mi naturaleza, nunca pensé que pasaría.

Amor y control

Debo comenzar por confesar algo. Soy muy miedosa en cuanto a relaciones de pareja se refiere. No sé si viene de que mis relaciones sentimentales no han sido muy buenas, o que en el fondo sigo siendo un poco insegura, pero las relaciones amorosas me generan puntos muy altos de ansiedad. Sobre todo para mí que me gusta controlarlo todo. Con respecto a lo último, sí, me gusta estar en control de muchas cosas. Desde lo que como hasta como me siento y con quien me junto. Eso quizá se contradice un poco con el hecho de que soy muy extrovertida e incluso confianzuda. Pero en lo que respecta a mí, a lo que implica mi vida, me gusta llevar un plan y siempre saber a qué debo atenerme... supongo que me ahorra el tener que llevarme chascos - que no, no me los ha ahorrado- y aunque sé que está muy mal, siempre ha sido parte de mi personalidad esperar que las cosas terminen de la forma más catastrófica posible.