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La gente demasiado amable me causa recelo

Este artículo puede causar algo de impacto en quien lo ve de buenas a primeras, pero es algo que tenía que sacar de mi pecho. No sé si es un problema de mi personalidad o demasiada desconfianza que he adquirido a lo largo de la vida, pero sí, es cierto. La gente que es demasiado amable o demasiado dulce de buenas a primeras me genera cierta... aprensión.


Ojo, con esto no quiero decir que solo me rodeo de gente que me maltrata, al contrario. Me gusta rodearme de personas positivas, de gente con entusiasmo que en vez de quejarse soluciona los problemas. A lo que me refiero específicamente es a esas personas que pretenden ser tus mejores amigos de buenas a primeras, cuando no te conocen. Más específicamente a las personas que son en exceso cariñosas y dulces, que pretenden ser perfectas y que nada les afecta o les perturba. Siento que están fingiendo, que no son ellos mismos, que solo es una pose.

Aclarando, sé que si la gente fuese más cordial el mundo funcionaría de mejor forma. Pero la cordialidad ni la educación no son ni remotamente parecidas a la amistad de buenas a primeras ni la camaradería mágica que parece surgir de la nada. Eso es lo que no me gusta.

Hace unos meses hice un curso de locución profesional. Recuerdo que había una persona que llamaba a todos los demás "Amiga", "linda", "hermana" y esas cosas ¿Saben? De esa gente que con los buenos días y las bendiciones todos los días son la principal razón de que uno silencie los grupos de whatsapp y salga disparado de allí cuando ya cumplen su propósito (Odio los grupos de whatsapp, por cierto). Generalmente tienen una espiritualidad inamovible y a Dios a flor de labio. Emanan buena vibra y positivismo exagerados. Y, en el caso de los que me he topado, son extremadamente prejuiciosos.

Recuerdo que en la primera asignación del curso no pidieron exponer un argumento. Uno de los participantes habló de como un trío puede cambiar la intimidad de una pareja. Esa persona se acercó a mi oído y dijo "cuando los oyes hablar así, sabes que están podridos por dentro" mi respuesta fue "¿Y Dios no se la pasa pidiendo que no juzguemos al prójimo?" Desde entonces, marqué distancia.

Suelo ser muy radical, eso puede ser una de mis principales debilidades. Detesto y me enerva sobremanera la gente con mentalidad cerrada y moral estrecha, pero sobre todo esas que creen que saberse la biblia de memoria les garantiza un puesto en el cielo y les da poder para creerse mejor que lo demás que aprendemos del ensayo y del error. Debe ser porque he vivido el criticismo en su forma más encarnizada y vil, la verdad no lo sé.

También pienso que el enojo, la frustración, la rabia y la tristeza son partes importantes de la humanidad. Es cierto que no podemos quedarnos para siempre en estas etapas, pero tampoco permitirnos no sentirlas. Se acumulan y enferman... o peor, cuando explotan son como un volcán. Yo lo he vivido y por eso lo digo.

No sé si es un sexto sentido que desarrollé o simplemente es porque no suelo confiarme de la gente; no suelo caer en la fantasía de esa gente exageradamente buena vibra. Vivimos en la época de las redes y todos, aunque sea una vez, hemos expresado frustración o desahogado a través de ellas alguna cosa que no nos parece justa. Pero hay gente que da la impresión de que siempre está feliz, siempre está energética y no pasa por ningún problema; como Ned Flanders. Homero Simpson lo detesta porque no ve sus debilidades humanas, es una persona perfecta, con una familia perfecta... es frustrante en comparación con uno. Es irreal y en cierto modo, forzado y ficticio.

Quizás es porque yo soy una envidiosa venenosa, pero la gente al estilo de Ned me sofoca, me genera aprehensión y desconfianza. Esa gente que habla siempre bonito y nunca sufre de desdicha no es humana... no me parece humana. No estoy diciendo con esto que la gente debe usar sus redes como diario... es simplemente que ¿Cómo lo defino? Incluso cuando los conoces en persona dan esa impresión de perpetua perfección que hacen que uno se sienta...irritado.

Insisto que no hay mejor cosa que la gente espontánea. Claro, para todo hay un momento y un lugar. No quiere decir que no serás profesional, me refiero exclusivamente al plano personal.

Al igual que los dulces muy dulces, la gente que es demasiado dulce también empalaga. Al menos a mí.
Kuro!



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