Muchas personas necesitan hablar para sentir que sus problemas tienen solución y animarse otra vez, otras necesitan sentarse a llorar un buen rato, otras simplemente tienen el poder de sobreponerse en la misma que se caen (esas considero yo son el mejor tipo) y otras necesitan aislarse para reagrupar sus ideas y decidir que hacer ahora. Yo soy de este último tipo.
No se los voy a negar, soy muy sentimental. Lloro mucho y lloro por cosas que incluso mucha gente considera ridículas como para siquiera ocuparse de ellas. Pero así soy y no me voy a disculpar por ello. Trabajo no en racionar mi llanto, sino en canalizarlo en mejores cosas. Canalizarlo de una mejor manera para que no me paralice, para que no me debilite cuando aun hay pelea por dar.
De igual manera, debo admitir que no he tenido unas semanas fáciles últimamente, es más dudo que sea la única que haya tenido días difíciles, sé que mucha gente los ha tenido, pero en lo que me voy a enfocar es en la forma en la que se pueden afrontar las crisis de acuerdo a cada persona, a cada personalidad, todas correctas siempre que no impliquen hacerse daño o quedarse en el aparato, porque precisamente la vida se trata de dar pelea hasta el final ¿No lo creen?
Como les dije al principio, yo soy de las que se retira para poderse reagrupar. ¿Cómo es eso? Creo que todos pasamos por esas facetas donde queremos estar solos, no queremos hablarle a nadie, no queremos salir, queremos simplemente quedarnos en casa, con nosotros mismos, para poder sentirnos mejor, para poder escucharnos mejor.
Yo creo firmemente en que uno debe mantener una comunicación consigo mismo. Quizás no llevarla al extremo de hablar solo por las calles, pero si sentarse con uno, escucharse por dentro, escuchar sus pensamientos, llorar su tristeza un rato y darse un abrazo.
A veces, uno tiene que ser egoísta con los demás, sobre todo cuando esto implica que tu salud mental está siendo perjudicada de alguna forma. Soy de las que piensa que cuando uno se convierte en una especie de embudo donde los demás constantemente vacían sus quejas, termina uno por contaminarse, por eso uno a veces necesita estar solo, necesita escuchar sus pensamientos, porque las voces de las opiniones del resto pueden ser en extremo abrumadoras.
Esto no quiere decir que uno no quiere más a nadie, ni que de repente se volvió un mal hijo, un mal amigo, un mal hermano o una mala pareja. Significa que necesita organizar sus ideas, necesita reagrupar sus pensamientos, equilibrarse. Necesita un tiempo en soledad para planear una estrategia, comerse un helado, llorar, dormir todo el día... necesita calmarse y pensar en cómo resolverá su crisis interna. En resumidas cuentas, la gente a veces necesita estar sola, necesita aislarse para volver a ser si misma. Como las tropas cuando al perder una batalla necesitan reagruparse.
Por eso, creo que pasar tiempo con uno mismo siempre es una excelente alternativa cuando uno siente que sus ánimos están bajando. Claro, a excepción de casos más extremos, pero esas son condiciones psicológicas que escapan de lo que quiero exponer con este artículo. Lo que quiero decir es, que pasar tiempo contigo mismo no es malo... malo a veces es reprimir la voz interna que te pide que la escuches hasta que una migraña y una crisis de pánico te obliguen a encararla.
No se los voy a negar, soy muy sentimental. Lloro mucho y lloro por cosas que incluso mucha gente considera ridículas como para siquiera ocuparse de ellas. Pero así soy y no me voy a disculpar por ello. Trabajo no en racionar mi llanto, sino en canalizarlo en mejores cosas. Canalizarlo de una mejor manera para que no me paralice, para que no me debilite cuando aun hay pelea por dar.
De igual manera, debo admitir que no he tenido unas semanas fáciles últimamente, es más dudo que sea la única que haya tenido días difíciles, sé que mucha gente los ha tenido, pero en lo que me voy a enfocar es en la forma en la que se pueden afrontar las crisis de acuerdo a cada persona, a cada personalidad, todas correctas siempre que no impliquen hacerse daño o quedarse en el aparato, porque precisamente la vida se trata de dar pelea hasta el final ¿No lo creen?
Como les dije al principio, yo soy de las que se retira para poderse reagrupar. ¿Cómo es eso? Creo que todos pasamos por esas facetas donde queremos estar solos, no queremos hablarle a nadie, no queremos salir, queremos simplemente quedarnos en casa, con nosotros mismos, para poder sentirnos mejor, para poder escucharnos mejor.
Yo creo firmemente en que uno debe mantener una comunicación consigo mismo. Quizás no llevarla al extremo de hablar solo por las calles, pero si sentarse con uno, escucharse por dentro, escuchar sus pensamientos, llorar su tristeza un rato y darse un abrazo.
A veces, uno tiene que ser egoísta con los demás, sobre todo cuando esto implica que tu salud mental está siendo perjudicada de alguna forma. Soy de las que piensa que cuando uno se convierte en una especie de embudo donde los demás constantemente vacían sus quejas, termina uno por contaminarse, por eso uno a veces necesita estar solo, necesita escuchar sus pensamientos, porque las voces de las opiniones del resto pueden ser en extremo abrumadoras.
Esto no quiere decir que uno no quiere más a nadie, ni que de repente se volvió un mal hijo, un mal amigo, un mal hermano o una mala pareja. Significa que necesita organizar sus ideas, necesita reagrupar sus pensamientos, equilibrarse. Necesita un tiempo en soledad para planear una estrategia, comerse un helado, llorar, dormir todo el día... necesita calmarse y pensar en cómo resolverá su crisis interna. En resumidas cuentas, la gente a veces necesita estar sola, necesita aislarse para volver a ser si misma. Como las tropas cuando al perder una batalla necesitan reagruparse.
Por eso, creo que pasar tiempo con uno mismo siempre es una excelente alternativa cuando uno siente que sus ánimos están bajando. Claro, a excepción de casos más extremos, pero esas son condiciones psicológicas que escapan de lo que quiero exponer con este artículo. Lo que quiero decir es, que pasar tiempo contigo mismo no es malo... malo a veces es reprimir la voz interna que te pide que la escuches hasta que una migraña y una crisis de pánico te obliguen a encararla.
Kuro!
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