Ir al contenido principal

¿Amigos? Tu y yo no somos amigos

Recuerdo que una vez leí en alguna parte "No temo al enemigo que me ataca, sino al falso amigo que me trata...", es una frase muy poderosa que se grabó a fuego en mi mente y que, hasta el sol de hoy, no he olvidado ni ha perdido vigencia en mi vida.

Recuerdo que hace algún tiempo (no voy a decir exactamente cuando), participé en un concurso. Dicho concurso buscaba elegir un nuevo talento para diversas actividades dentro de ese medio. Les advierto que la historia será algo vaga, pues no quiero entrar en muchos detalles del nombre del concurso o del medio donde éste se estaba desenvolviendo.

El hecho es que hice un par de buenos amigos en el mismo, pero si algo he tenido yo toda la vida es cierta actitud huraña hacia las personas que no me causan confianza desde el principio. No sé como definirlo, pero es como si de una vez mi cuerpo sintiera que dicha persona se acerca con malas intenciones y entonces de una vez la rechaza. En fin, el hecho es que esta persona, que también estaba concursando conmigo, llamó la atención de muchísima gente dentro del concurso. Todos le consideraban un prodigio, puesto que nunca había participado en el medio ni tenía experiencia, pero mostraba un gran talento y una disciplina inquebrantable.


Recuerdo que esa persona, a pesar de ser del agrado de todos, a mi me generaba muchísima aprehensión. No sé, había algo en su actitud que hacía que desconfiara de ella; quizás era la forma en que se expresaba de los demás, quizás eran sus delirios de cenicienta. Incluso llegué a pensar que era envidia lo que yo sentía, puesto que quizás yo no era tan disciplinada como ella, tan talentosa como ella. 

Cuando ella continuó en el concurso y yo me quedé atrás, sentí que yo debía ser una mejor persona y asumir que había perdido, que hasta allí llegaba mi camino y que esa persona lo había luchado con más ganas y con más disciplina que yo, pero había una voz dentro de mí, siempre la hubo; una que gritaba "Algo aquí anda mal" "Algo aquí no cuadra". En resumidas cuentas, quien ganó el concurso fue alguien a quien estimaba muchísimo. Alguien que me acercó a mi primer trabajo en ese medio y que me ayudó a aprender muchísimo también. A ese alguien le agradeceré mucho su sabiduría infinita y su forma tan relajada y reflexiva de ver las cosas. La persona a quien me refiero en esta historia no ganó, pero estuvo entre los finalistas y obtuvo parte del premio también.

A pesar de estar feliz por esa persona (por ambas), sentí que dentro de mí había muchas cosas que sanar luego de ese concurso. Sentí que debía alejarme un tiempo y dedicarme a estudiar, a prepararme si pretendía tomarme esto como una carrera, si pretendía hacer de mi pasión mi trabajo tenía que aprender a trabajar en muchas cosas dentro y fuera de mí. Debía lidiar con mis propias faltas y los errores que cometí en el trayecto. Sentía culpa por muchas cosas, me dejé influenciar por muchas cosas.

Hace unos días me entero, que quizás no estaba tan equivocada sobre esa persona que les conté al principio, Puesto que, al parecer, se valió de algún ardid para salirse con la suya y dejar a muchas personas que no eran de su agrado fuera de la competencia, incluyéndome. Aliada con personas que estaban involucradas dentro del concurso, se abrió paso hasta el final, y aunque no pudo ganar, logró su objetivo que era obtener parte del premio.  También supe que esa persona saboteó a otros concursantes e incluso a otros finalistas que también obtuvieron su premio a fin de convertirse en la favorita de los directores de ese medio. Entonces hace que me pregunte hasta que punto estuve equivocada ¿Hasta que punto mi instinto me advirtió lo que estaba por venir?

El karma hace muy bien su trabajo, como dicen por ahí. A veces uno tiene que hacer el papel de diplomático para no sucumbir ante las presiones de un mundo lleno de competencia fiera y cruel. Pero ¿Que te hagas llamar amigo de alguien para luego darle la zancadilla es sano? ¿Puede justificarse así la competencia? ¿O es acaso ya jugar sucio? La verdad es que no lo sé; de hecho, en este momento no sé si estoy escribiendo este artículo para demostrarme que siempre mi instinto tuvo razón y que hice muy bien al alejarme de esta persona o si enterarme de la verdad solo removió viejos rencores y me recuerda cuanto me enojan las injusticias a las cuales ya debería estar acostumbrada y no sorprenderme.

Lo que sí sé, y lo aprendí muy bien después de esto es que seguiré fiel a mi instinto. Cuando este me grite que alguien no es de fiar, sin duda es recomendable mantenerlo muy lejos y que yo seguiré jugando limpio, bajo las reglas. Para que cuando el momento llegue pueda decir entonces con total seguridad que estoy tranquila con mi consciencia y que mi desempeño jamás estará manchado por las cosas que hice debajo de la mesa para poder llegar a donde estoy. Porque no tuve necesidad de ninguna.

Otra cosa que aprendí y quizás no a través de mi, sino a través de quienes me enseñaron esta historia, es que uno debe ser muy cuidadoso al momento de seleccionar sus amistades. Compañeros y colegas puede haber muchos, pero amigos, de esos de los que tu puedas fiarte, definitivamente muy pocos.

Kuro!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Todos merecemos un amor como el de Gomez y Morticia Adams

Hace un tiempo, hubo una época en la que muchas parejas se sentían identificadas con Gomez y Morticia Adams. Creo que en esa época lo consideraba una tontería, pero ahora en medio de tantas parejas que se identifican y quieren imitar a parejas tan dañinas (y en algunos casos enfermizas) como Anastasia Steel y Christian Gray o peor, El Joker y Harley Quinn (Gracias, Suicide Squad, de verdad); reflexiono que querer emular a esta ecléctica pareja no es ni tan mala idea.

La friendzone no existe

Sonará un poco agrio y hasta odioso hacer esta declaración de una forma tan directa y descarada, pero yo considero que es algo que debe ser aclarado de inmediato para poder ubicar a unos cuantos en dónde están parados y así servirnos de un mundo mejor. Niñas, niños... La friendzone (o Zona del Amigo) NO EXISTE.

Lo que eres/ lo que son Vs. Lo que quieren que seas/ lo que quieres que sean

Desde que tengo memoria y consciencia sobre mi vida sentimental, siempre me había causado un poco de decepción que las personas que me atraían o me gustaban nunca actuasen como yo esperaba. Debo admitir que no soy de las que recibe flores con frecuencia o tiene fotos muy románticas con su pareja, no sé decir exactamente si fue porque ya quemé esa etapa, o porque las parejas que me han tocado son totalmente opuestas a mi en ese aspecto, entonces llegó un momento en que dejó de importarme.