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Queridos Haters;

Siempre que uno trata de emprender un nuevo proyecto o incluso, a veces cuando comete la desfachatez (nótese el sarcasmo aquí) de no sentir ningún tipo de remordimiento por ser quien se es; e incluso enseñarle a los demás que pueden ser más felices siendo quienes son, uno se hace de fanáticos, pero en el sentido opuesto de la acera. Sí, a esa gente se le conoce actualmente con el bonito nombre de haters, pero simplemente yo creo que son fans del otro lado de la acera.

¿Por qué fans? ¿Ustedes han notado el comportamiento de un hater? ¿Lo han estudiado? Un hater está siempre al pendiente de qué estamos haciendo. Revisa nuestras redes sociales más que nuestros propios amigos e incluso está mejor enterado de nuestras vidas que incluso nosotros mismos. Un hater sabe -o intuye- cuánto ganas, cuánto gastas, cuánto inviertes en salidas e incluso cuánto inviertes en maquillaje o lujos. Sabe a quien le caes bien o mal, sabe de tus problemas emocionales y económicos ¡Es como un agente de la CIA o del MI6! ¡Lo sabe todo!

¿Por qué digo que están del otro lado de la acera? Es algo bastante simple. Alguien que te estima, por naturaleza quiere que te vaya bien, que tus proyectos se cumplan e incluso un par de veces te ha motivado para que dejes de hablar y comiences a actuar. Un hater sabe muchas cosas sobre ti, pero quiere todo lo contrario, quiere que te vaya mal, que te quedes sin trabajo, sin novio (a), sin gatito ni perrito, sin puesto de estacionamiento e incluso sin mesa de restaurante, pero no hace nada más que sentarse en un teclado a criticar tu ropa, tus amistades, tus cosas... lo que me lleva a la conclusión de que un hater quiere ser tú, pero como no puede ser tú, te odia.

Ustedes dirán a estas alturas "Sí, pero el hecho de que alguien me caiga mal no quiere decir que le tenga envidia por ley..." y les doy toda la razón, pero no estamos hablando de alguien que te cae mal o a quien le caigas mal. Uno no es perfecto, pudo haberse equivocado en determinado momento e incluso pudo haber hecho algo muy malo a alguien y no haberse disculpado. También está el hecho de que uno no es monedita de oro... uno no tiene, por ley, que caerle bien a todo el mundo. Para perfectas las princesas de Disney... y con todo y eso hay gente que no las traga.

De quien hablo en este artículo es de esa gente que aún sin motivos para detestarte, lo hacen, y es por el simple hecho que quieren tu vida, quieren la atención que recibes, la libertad con la que actúas... tu trabajo, tu novio, tu mamá... sea lo que sea. Quieren algo que tú tienes, pero no están dispuestos a pararse y conseguirlo; así funcionan los hater sin motivo. Cosa que en mi percepción me parece bastante lamentable porque si tan solo entendiera lo valiente que sería al pararse de ese teclado y buscar esas cosas por sí mismo, invertiría su tiempo de una mejor forma que la dedicación constante a buscarle los defectos a alguien que ya debe saberlos y que, incluso, existe la posibilidad, esté luchando por corregirlos.

A mi percepción, ese sentimiento de odio desmedido parte desde uno de envidia muy arraigado que no estamos dispuestos a admitir que tenemos. La envidia, desde que tenemos memoria, siempre ha sido vista como la más vergonzosa y lastimera de las debilidades humanas. Alguien envidioso es por naturaleza alguien débil, penoso... que merece lástima. Pero en mi opinión, es la más tóxica y dañina de todas las emociones negativas, siendo solamente superada por el odio. Alguien que siente envidia rumia todo el tiempo improperios contra alguien que puede estar de lo más tranquilo en su casa mientras que el envidioso se llena de rabia, de impotencia, contaminándose, envenenándose por dentro.

Durante años, yo fui hater de muchas cosas. Odiaba a la gente delgada, odiaba a los youtubers, a los cosplayers,  incluso llegué a detestar sin motivo a una chica que cometió el terrible pecado de ser carismática y alegre cerca de mí cuando yo estaba más amargada que nunca. Y después de analizarlo mucho y de desmenuzar muchos sentimientos que iban desde la impotencia hasta la inseguridad, admití con cierta vergüenza que sí, que lo que sentía era envidia. Sentía celos de que esas personas tuvieran lo que yo quería pero no tomaba la determinación para buscar, para luchar por ello. Entonces, cuando te das cuenta que tu también puedes obtener esas mismas cosas sin necesidad de rumiar envidia y tomas la decisión de ir por ellas, descubres que ese sentimiento de odio desmesurado es un lastre, es como un grillete pesado que no te permite avanzar. Necesitas quitártelo para poder conseguir lo que esas personas tienen, incluso más.

También está el hecho de que las redes sociales son ventana para que las demás personas muestren su lado más perfecto e ideal, cosa que no siempre es cierta. Entonces, mientras tu estás en tu oficina harto de que te griten o de no crecer como profesional, Marta está en Miami con un bronceado fabuloso... pero ¿Acaso sabes todo lo que tuvo que pasar Marta para estar allí? O mejor aún, si quieres algo que te lleve hasta Miami ¿Por qué no empiezas a trabajar en ello? Tal vez así descubras las miles de cosas que te estabas perdiendo estancad@ en ese trabajo que ya no te satisfacía... incluido tu mism@.

Por ello, si usted es un hater; amigo, amiga... déjelo ir... libérese de esa envidia rumiante, de ese reconcomio que le genera la vida de otros y trabaje en mejorar la suya. Eso es incluso más loable.

Y si usted tiene haters, ojo... eso no quiere decir que todo marche bien, sino que tal vez... solo tal vez, esas personas que dedican tanto tiempo a su vida... no se atreven a hacer nada interesante con la suya.  
Kuro!

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